lunes, 15 de octubre de 2007

La épica pelea contra los demonios personales

"Es más sencillo conquistar a una ciudad que a uno mismo". Quien quiera que haya leído esto con anterioridad sabrá que tiene toda la razón, la autoindulogencia es hoy por hoy parte intrínseca de nuestras vidas, y está tan arraigada que a veces ser firmes con nosotros mismos, significa arrancarnos el corazón con nuestras propias manos.

Creo que una de las cosas más sencillas del mundo es emitir una frase como la siguiente: "No te comas eso, te va a hacer daño! que no ves?", al llegar a cierta edad, solemos vengar a nuestro atormentado pasado de la manera más sencilla, haciendo notar a alguien más joven cuando está haciendo el mal, ahhhhh esa sensación de superiridad y madurez, difícilmente se olvida. Sin embargo, en nuestro afán de arreglarle al mundo su vida, raramente volteamos a ver al espejo con esa mano inquisidora, y si lo hacemos por cuánto tiempo será?.

Al ir por el mundo escuchamos cosas como "Nadie me quiere", "a nadie le importo", y seguido de eso un "crunch, crunch" saliendo de la misma boca, al deglutir frituras. Esa frase no puede tener más significado si ni siquiera el que dice la frase se preocupa de si mismo/a. Para mi una experiencia muy traumática es ver a personas que ponen todo su empeño en cuidar a sus perros, los peinan, los alimentan adecuadamente y les proveen de ejercicio, sin embargo el amo, solo intenta arreglar su propia vida por medio del perro, al no ser capaz de tolerar la incomodidad que a veces trae consigo el hecho de mantenernos en óptimas condiciones. Me explico, como el amo no siente lo que el perro, puede fácilmente ponerlo a dieta, hacerlo ejercitar u obligarlo a desempeñar cualquier función que mejore su desempeño, sin embargo, cuando uno se somete a un régimen, no puede escapar del cuerpo, y gracias a la autoindulgencia, es difícil llevar a cabo las tareas propuestas, dicho de otra manera, conquistarse a si mismo.

A como yo veo las cosas, vivimos con un niño, uno muy malcriado, siempre está pidiendo cosas, algo de comer, un poco más de sueño, más cosas, y nosotros muchas veces actuamos como un padre o madre sin carácter, asintiendo a cualquier petición que este niño malcriado que tenemos por cuerpo queira pedir. Yo decidí ver el fin de estas peticiones y me he llegado a abandonar a mis gustos y caprichos, pero parecen nunca tener fin, nunca es demasiado sueño, suficiente comida, suficiente descanso, el cuerpo solo sabe pedir y pedir, y luego gracias a los exesos, irremediablmente se enferma.

Esto es lo que puede ser denominado como un demonio personal, demonio porque no le interesa en absoluto tu bienestar, solo quiere que hagas mucho de una cosa, para atraparte en sus garras. Es en esta parte, cuando todo parece oscuro y sin remedio, cuando debemos acudir a nuestro guerrero interno, blandir la espada y enfrentar una batalla épica de magnitudes bíblicas contra estos deseos vanos y sin sentido.

Si buscas en tu interior, todo mal que te aqueja te lo has buscado tu mismo/a, de tanto asentir a las plegarias vanas del cuerpo (o la mente), tal vez sea el cigarro, los kilos de más, la ninfomanía o simplemente la incapacidad de ver el mundo como un buen lugar. Hoy tenemos el poder de cambiar, romper ese círculo vicioso, y emprender una campaña, donde tal vez se tropiece mucho, pero al no rendirse, eventualmente tendrá un fin. Cómo? con la herramienta más poderosa que poseemos; la conciencia (no confundir con mente), si hacemos las cosas con plena conciencia, entenderemos que habrá veces en que tendremos que jalar un poco las riendas para corregir nuestro curso, el truco es estar en perfecta comunicación y armonía entre la conciencia y la experiencia de vivir, así cada paso que demos, será en beneficio real nuestro, no solo buscando el placer y lo pasajero.

Así que desenvaina tu espada, ve a tus demonios a los ojos y lánzate a la batalla, nunca con miedo, cada quien está hecho para tener total control sobre si mismo, pero son pocos los que se atreven a lograrlo y se sienten dignos de ello. Ánimo.

Gracias por seguirme.

No hay comentarios: